José
Agustín de Oviedo y Baños
(1671-1738)
“Historia de la conquista, y
población de la provincia de Venezuela escrita por D. Joseph de Oviedo y Baños,
vecino de la ciudad de Santiago de León de Caracas, quien la consagra y dedica
a su hermano el Señor D. Diego Antonio de Oviedo y Baños, Oydor de las Reales
Audiencias de Santo Domingo, Guatemala y México, del consejo de su Majestad en
el Real, y Supremo de las Indias”
Con ese título, que tal vez
es el más largo en la historia literaria de Venezuela, José de Oviedo y Baños
le da nombre a la primera parte de su libro, editado en 1723: “Historia de la
Conquista y población de la provincia de Venezuela”, el cual está dividido
en cuatro libros, que van desde 1498, con
el desembarco de Cristóbal Colón en Macuro, hasta 1579 con la muerte de Francisco Fajardo.
José Agustín de Oviedo y Baños
nace en Santa Fe de Bogotá en 1671(aunque
en algunos libros aparece la fecha de 1761).
Descendiente de Juan Antonio
de Oviedo y Ribas y Josefa de Baños
Sotomayor, ella oriunda de Lima y su
padre nacido en Salamanca. Don Juan fue profesor de Derecho Canónico en la
Universidad de Salamanca, luego el 29 de julio de 1664 será nombrado fiscal, recibiendo el cargo el 26 de marzo de 1665, y ejerciéndolo hasta la fecha de
su muerte el 28 de enero de 1672.
José Agustín y su hermano
Diego Antonio arriban a Caracas en el año de1686, vienen bajo la tutela de su tío: el obispo Diego de Baños y
Soto Mayor; este le abrirá las puertas del conocimiento, primero cumpliendo el
oficio de secretario, ya en Lima había estudiado gramática, retorica y
elocuencia, luego en Caracas, se codeara
con profesores, maestros, teólogos y otros letrados quienes lo empujaron al
estudio del Derecho.
A los dieciocho años, quiso
José Agustín, ingresar a la milicia y convertirse en “Caballero de Santiago” lo
cual fue aprobado por el Rey de España el año de 1690. Por su salud no logró ser Caballero, pero en 1728 llegó a Teniente General de las
Armas y Milicias de la Gobernación, cuyo rango fue confirmado en 1730.
El 19 de marzo de 1698, se casa con la viuda, doña Francisca
Manuela de Tovar y Mijares de Solórzano, teniendo 10 hijos.
José Agustín ejerció varios
cargos públicos. En el año de 1699
fue nombrado Alcalde del segundo voto del Ayuntamiento de Caracas, luego en 1710 fue alcalde de primer voto y en 1722, renuncia al cargo de “Regidor
perpetuo”.
Posteriormente el Cabildo le
solicita la elaboración de un calendario con las fiestas religiosas de estricto
cumplimiento.
Esto y el ejercer
durante mucho tiempo su condición
de Alcalde, le permitió hurgar en los armarios los documentos de la historia
que va a comenzar a escribir…agreguémosle a esto el don de gente que le
permitió codearse con la alta estirpe como la familia del Marqués de Mijares.
Hay muchas críticas en referencia
de este libro, cuyo título está al principio de este escrito… algunos
consideran que Oviedo y Baños es solo un repetidor de historias, otros
consideran que dicho libro esta inconcluso, etc.…
Examinemos algunos
comentarios de otros escritores:
“Su actuación como Alcalde del Ayuntamiento caraqueño permitió revolver
los archivos de la Capitanía y ante el hallazgo de datos que no habían sido
utilizados por ningún cronista, decidió escribir un libro que fuese la versión
fiel de los prodigiosos sucesos de Venezuela” (Ramón Díaz Sánchez).
“Cuando
leemos a Oviedo y Baños, nos sumergimos en su mundo, no solo ese que nos
configura para desfilar a lo largo de la historia distante, sino en otro, suyo,
muy propio, allí donde leía y meditaba, donde consagraba vigilias a la
administración que se le confiaba y sabia conducir con una idoneidad que se rememora
con el respeto que se supo ganar”.
(Pascual Venegas Filardo).
Oviedo y Baños representa el
eslabón final de los últimos historiadores coloniales, a pesar que su libro
tiene algunas lagunas, está pensado como lo que es: un escritor profesional,
ejemplo de ello lo vemos en el capítulo dedicado a Lope de Aguirre y su hija, o
el dedicado a la fundación de Caracas.
Parece ser que
Oviedo tenía en mente (o ya lo había escrito…al menos es lo que parece)
una segunda parte donde se hablaba de algunas familias y de algunos de sus
secretos y pecadillos (los cuales, imaginamos que muchos los sabían) y las
cuales se sintieron ofendidas.
Don Arístides Rojas, ha
ahondado y esclarecido el contenido de
ese volumen que alguien hizo desaparecer. Allí estaba la reseña, la disección “de una sociedad que se alimentaba de
mentiras y de preocupaciones. De aquí nacieron las competencias escandalosas,
cuestiones de vanidades, que durante ciento cuarenta años, existieron entre las
autoridades civil y eclesiástica”...